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De Cascorro a Chamberí

En el desierto

En el desierto

Detrás de las falsas risas y la falsa alegría se esconde un alarmante miedo y una terrible insatisfacción. El brillo, dada la poca cualidad y calidad, dura poco porque no resiste un examen largo ante gente inteligente y esa es otra terrible pena porque gustar a los más simples es algo relativamente fácil pero gustar a los notables es difícil porque son exigentes. Al final, el reconocimiento ansiado no llega y la envidia se hace presente y desde entonces todo es poco para devastar y hartar a quien si tiene ese reconocimiento de forma natural, descansada incluso. 

De nada vale inventarse felicidades que no se viven, amores que no sienten, amistades que no existen y coches que no se tienen, vidas que no se viven y buenos sentimientos que no surgen porque ya son legión lo que saben que eso no es así. Al final, como esos bolsos que se compran en Chinatown no resiste la comparación con la realidad y todavía es peor porque parece una broma pesada de la propia vida.

Ni vive como y donde quisiera, ni trabaja donde anhela, ni la fortuna le alcanza, ni nada es como siempre creyó que iba a ser. Y el "no me importa" no es creible, ni la gracieta exime de la verdadera realidad, ni la falsa apariencia libra de esos momentos en los que se mira atrás y de todo lo que se quería que hubiese no hay nada y aun incluso peor, hay algo de horror, de dolor, de devastación natural. Sólo queda resignarse a su poca suerte, merecimiento dirían otros, para pasar, al menos, los mismos años que los vividos, en tan odiadas circunstancias.

En el desierto no hay sitios donde esconderse como lo hay en la vida para esconderse de uno mismo. Eso lo explica todo.

4 comentarios

Marsy -

Quienes usen la supervivencia como logo irreal en sus vidas , morirán en el desierto.

Jeze -

Siempre queda la opción de enterrarse en la arena...aunque sea vivo.

Padre Guillermo -

El desierto no perdona, en él lo accesorio desaparece y nos quedamos desnudos y esenciales, sin artificios, sin ingeniería contable. En él se escucha el verdadero silencio, un silencio atronador, en el que de verdad oímos lo que a veces no escuchamos.
Y lo dejo ya que me parezco a Coelho. :-)))

Tully -

Conozco mucha gente así, a muchos de ellos los conocemos ambos...

Quizá en el desierto uno no se pueda esconder, pero si se puede perder, pocos sitios he pisado con tanta magia como el desierto, de día con los espejismos que te hace creer que hay un mar ahí al alcance de la mano... y de noche con todas las estrellas del mundo sobre ti, porque es así, porque todas las estrellas del mundo están en el desierto... Y a esa gente (o a esa persona ;))le falta magia, al desierto le sobra...